6/01/2006

El próximo diluvio será devastador, lo siento en mis venas, creciendo junto a este silencio. Y esta vez su castigo será merecido.

Será merecido para tus ojos que se han llenado de codicia, que cada vez son menos humanos, quizás hayas cometido el error de delegarles demasiado.
Para tus manos que se encuentran irremediablemente sucias pero asombrosamente libres de culpa.

El premio fue y será ese eterno tormento, el que llevas arraigado desde el primer parpadear, ¿lo podes reconocer, no?, tu sombra diezmada te delata de sobremanera amigo mió.
Pero quédate tranquilo, hoy tus crímenes están justificados, reconfórtate en ellos porque será lo único que te llevaras de aquí.
Finalmente te has trasformado en lo que siempre aborreciste, una pieza más de este gran rompecabezas, insignificante, olvidado, terminado. Sin embargo debo reconocer que encajas deliciosamente en el.

Sé que al final de esta noche, trataras de sacar tus dientes a relucir, pero será demasiado tarde, tu papel de héroe esta seriamente comprometido, simplemente por tu impericia, la única y verdadera razón.

Tu ira enfrascada esta agrietándote lentamente, pero aun sigues estando bajo mi pulgar, mi sabio y autoritario pulgar. Sin embargo aun sigo esperando que me sorprendas y una de estas noches te des cuenta que no soy el culpable de tus males, de tus errores, de tus fracasos. Porque al final y al cabo solo soy otra voz en el ocaso. El susurro que detestas con locura, pero el único que seguís alimentando.